lunes, 22 de diciembre de 2014

NI SIQUIERA ERES CAPAZ DE AMARTE A TI MISMO/A, COMO VAS AMAR A TU MARIDO O TUS HIJOS...

El que piensa como marxista, no piensa; el que piensa como budista, no piensa; el que piensa como mulsulmán, no piensa... y el que piensa como católico, tampoco piensa. Ellos son pensados por su ideología. Tú eres esclavo en tanto y en cuanto no puedes pensar por encima de tu ideología. Vives dormido y pensado por una idea. El profeta no se deja llevar por ninguna ideología, y por ello es tan mal recibido. El profeta es el pionero, que se atreve a elevarse por encima de los esquemas, abriendo camino.

La Buena Nueva fue rechazada porque no querían la liberación personal, sino un caudillo que los guiase. Tememos el riesgo de volar por nosotros mismos. Tenemos miedo a la libertad, a la soledad, y preferimos ser esclavos de unos esquemas. Nos atamos voluntariamente, llenándonos de pesadas cadenas, y luego nos quejamos de no ser libres. ¿Quién te tiene que liberar si ni tú mismo eres conscientes de tus cadenas?

Las mujeres atan a sus maridos, a sus hijos. Los maridos atan a sus mujeres, a sus negocios. Todos nos atamos a los deseos y nuestro argumento y justificación es el amor. ¿Que amor? la realidad es que nos amamos a nosotros mismos, pero con un amor adulterado y raquítico que sólo abarca el yo, el ego. Ni siquiera somos capaces de amarnos a nosotros mismos en libertad, entonces... ¿como vamos a saber amar a los demás, aunque sean nuestros esposos o nuestros hijos? nos hemos acostumbrado a la cárcel de los viejo y preferimos dormir para no descubrir la libertad que supone lo nuevo.

Verónica Gades (|)


 

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