jueves, 3 de marzo de 2016

no cambia nada, pues cambia todo.

Cuando la soledad te atrapa y pensar se vuelve tan rutinario, la estrategia no sirve para recoger en ti las direcciones que se encuentran delante de tus ojos, porque queremos ver el final, sin haber vivido el presente. Cuando tu patria interna te crea esa tristeza, te confundes en el miedo extremo y ya ningún periódico diario de tu vida te hace volver atrás, pero debo decirte que el atrás no existe. Confundimos la sensación de querer a ser querido, pues la vida no es un recorrido de mil años, ni mil años eternos, pues la eternidad se muestra en esos 1000 años vividos con amor pasional intenso y fuera de lo común y no por una eternidad vivida, sin saber que es abrazar el suave aroma del viento rozando cada fortuita pestaña de tu mirada, al mirar tan inmensa luz engendrada en la divina fuente de la madre, pues amigos mios, pues mi mundo, así digo yo, que acariciar el tiempo y los minutos son regalos enlazados en cada uno de nosotros, y ahora debes comenzar a verlo.
Encontrar aquello que te hace vibrar, es perder le tiempo en la sensación que hay algo que te cambiará y lo único que cambia es NADA.

Verónica Gades





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